Estático, sereno. Frente a ella, enreda los recuerdos con los brillos de su pelo. Sabe, a la luz de la mañana, que es sirena recogiendo sus desvelos. Sabe, en la sombra de la noche, que es dulce nenúfar sobre el que apoya los sueños. Pero sobre todo sabe, que es ranita, que le ama, que hace a la bestia personita, que se preocupa por él hasta las estrellas, y que cada vez que se encarama y se columpia en una de ellas, lo recoge con su manto, deposita suavemente sus pies sobre la tierra, y apoya la cabecita de su cuerpo mareado en las nubes de la luna.
Nervioso, disimulado. Y ahora que ha enjutado los sudores de un camino, adoquinado con cariño abandonado, repleto de muertas quimeras tiradas en la cuneta, ahora, hinca las rodillas en la tierra que ha abonado y le ofrece un corazón, un corazón azulado engarzado entre sueños plateados. Por que ahora, ahora sabe que la ama, ahora sabe, que siempre la ha amado.
Nervioso, disimulado. Y ahora que ha enjutado los sudores de un camino, adoquinado con cariño abandonado, repleto de muertas quimeras tiradas en la cuneta, ahora, hinca las rodillas en la tierra que ha abonado y le ofrece un corazón, un corazón azulado engarzado entre sueños plateados. Por que ahora, ahora sabe que la ama, ahora sabe, que siempre la ha amado.